viernes, 4 de junio de 2021

Dime quién eres y te diré cómo es la noticia

 La desigualdad entre mujeres y hombres continúa siendo una situación estructural en nuestra sociedad. Diariamente somos testigos de hechos donde las mujeres ocupan una posición descendente con respecto a los hombres. Un ejemplo visible de esta desigualdad la encontramos en los medios de comunicación.

Hace unos días leí una noticia en el diario digital Público que hablaba sobre la pérdida de poder de la mujer en los medios españoles en contraste con la situación en la prensa anglosajona (Igualdad: Las mujeres pierden poder en los medios españoles mientras ocupan posiciones clave en la prensa anglosajona | Público (publico.es)). A raíz de esta información, la primera idea que me vino a la mente fue la relación mujer-noticias. Hay un techo de cristal para las mujeres en este sector y su base se encuentra en la visión que los propios medios hacen de ella. 

¿Sabías que el porcentaje de mujeres que aparece en las noticias de nuestro país es menor que el de hombres? Las mujeres continúan marginadas en la agenda de los mass media y su presencia en las noticias refuerza los estereotipos de género establecidos. Si hacemos un seguimiento de la programación informativa de los principales canales españoles nos percatamos de que, en la mayoría de los casos, la aparición de una mujer está asociada al papel de víctima.

El anonimato o la breve identificación en las noticias, referencias en función de su estatus familiar o del parentesco: esposa, viuda, compañera, hermana, etc., son algunas de las características de la representación femenina en los informativos. Por su parte, los hombres son vistos como empresarios, deportistas, políticos, con altas cualidades profesionales o sociales.

Dos elementos a destacar también son el contraste de edad entre los presentadores de los telediarios y las fuentes expertas en las noticias. En el caso del primero, normalmente hay uno de cada género, sin embargo la edad de los hombres es mucho mayor que la de las mujeres, esto refuerza el estereotipo de la mujer como símbolo sexual: la imagen vende, en este caso más bien sería, la noticia es más llamativa. Con respecto a las fuentes, cuando la información requiere un conocimiento experto, se recurre a la cualificación masculina en mayor medida.

En cuanto a la temática de las noticias existe también un sesgo de géneros, varias de las informaciones sobre mujeres tienen que ver por su condición, es decir, que se corresponden por el hecho de ser mujer que no serían aplicables de igual manera al hombre. Lo mismo sucede en cuanto a méritos se refiere, se da más valor a al hecho de ser mujer que a sus propios logros lo que implica de por sí una desvalorización. En el espacio deportivo la asimetría es mucho mayor, en sus noticias se muestra la masculinización de esta profesión y el fútbol se convierte en tema hegemónico de los minutos dedicados a esta sección.

Los medios de comunicación son un importante agente socializador y transmisor de valores. Modifican o refuerzan pautas de comportamiento que pueden llegar a convertirse en modelos de referencia social. En el espacio televisivo, campo de análisis de este trabajo, una imagen vale más que mil palabras. De ahí la urgencia de un cambio en los arquetipos de mujer y hombre, de lo que social y culturalmente es adecuado a cada género.

En cuestiones importantes de la vida social, el constructo de género adquirido por la mayoría de las personas no se corresponde con su experiencia, por lo que estas ideas se van elaborando a través de los medios de comunicación. De forma inevitable acaban creando una realidad. Si bien actualmente existe una mayor y rápida accesibilidad a las noticias, necesitamos ser capaces de distinguir los intereses que en muchas ocasiones subyacen a ellas. Necesitamos ponernos las gafas violetas, y el primer paso para ello, es tenerlas. ¿Cómo hacerlo?

En una sociedad donde hay una desigualdad de géneros y poca valoración hacia la mujer, es muy probable que las noticias tengan el mismo tratamiento. Es por ello que se debe fomentar en los sectores educativos el aprendizaje de competencias que permitan cuestionar y rechazar la transmisión de estereotipos de género en los medios comunicativos.

Hay que cambiar las formas de hacer periodismo. No se trata de igualar el porcentaje de noticias en el que aparezcan ambos géneros, porque una noticia es un suceso de la actualidad con relevancia pública. El cambio del que hablo es el de revisar cómo mujeres y hombres son afectados en forma diferenciada por un mismo hecho. Esto último es lo que se define como un periodismo con perspectiva de género que, a mi entender, significa hacer buen periodismo, no un periodismo especial. Lograr esto sería reflejo de la calidad del sistema en el que vivimos y de una consagración del respecto hacia los derechos humanos.


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